Hacia la paz
La paz: ese regreso ya sin nuevas salidas.
Melancólica y rubia, la paz. Y lo completo.
La calma redonda de la naturaleza.
Mas si a veces miramos los barcos en los puertos
y ¡ah las hojas que tiemblan cuando sopla la brisa!
debemos ser cautos. No nos perdonarían
los dioses si otra vez pensáramos que acaso
existen otros dioses, quizá otros paraísos,
y otros puertos posibles, y otras navegaciones.
Gabriel Celaya
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